Como primera curiosidad podríamos hablar de la manida cuestión de su “orientación errónea” que, a día de hoy, sigue siendo objeto de debate y controversia. Según el la tradición islámica, todas las mezquitas deben estar orientadas hacia la Meca, pero la mezquita de Córdoba no lo está (al igual que otras muchas mezquitas). Las razones esgrimidas por diversos estudiosos de la materia son varias (adecuación al terreno disponible, costumbre de la dinastía Omeya…), pero ninguna definitiva, por lo que no entraremos aquí en ese tema.
En nuestro recorrido, lo primero que puede llamar la atención del visitante de la mezquita de Córdoba es la amplitud. Sus 1300 columnas, las cuales sustentan los famosos 365 arcos de herradura blancos y rojos tan reconocibles en todo el mundo, generan una sensación de diafanidad. Paseando por la parte más antigua de la mezquita-catedral, quizá nos llame la atención la falta de homogeneidad en las basas, fustes y capiteles de las columnas. Esta es debida a que los musulmanes recurrieron al tan socorrido recurso del “spolia” es decir la reutilización de materiales arquitectónicos. Para ahorrar tiempo y recursos, aprovecharon piezas romanas y visigóticas que estaban disponibles en las inmediaciones lo que explica que la primera mezquita, la que mandó construir Abderramán I, se construyese en unos 2 años, acabándose sobre el año 787, poco antes de la muerte del emir.
Abderramán II (emir entre los años 822 y 852) amplió la mezquita en 2 fases, respetando las naves originales. Las columnas ahora no tendrán basa, y muchas de ellas sabemos que fueron traídas desde el teatro romano de Mérida, ciudad contra la que el emir realizó varias incursiones.
Al Hakam II (califa entre los años 961 y 976) llevó a cabo la segunda ampliación. Los trabajos realizados durante esta época dan lugar a la parte más bella de la edificación. Las columnas de mármol y los capiteles que se usan, son construidos exprofeso para este lugar (no son reaprovechados), los arcos alcanzan el mayor nivel de perfección técnica y se llama a artesanos bizantinos para trabajar en los mosaicos. También en este momento se construye el mirhab que podemos contemplar en la actualidad, considerado uno de los más bellos del mundo musulmán.