La edad de oro.
Existen referencias escritas que sitúan el nacimiento de este arte en el siglo XVIII, sin embargo, su gran momento, la edad de oro del Flamenco, no llegó hasta los últimos años del S.XIX.
Durante estos años el Flamenco había crecido en popularidad y gran momento se gestó gracias a tres factores principales: la competitividad, el profesionalismo y la unión de esencias. La competitividad llegó de la mano de Silverio Franconetti, un cantaor de ascendencia italiana y un gran prestigio en la época que decidió abrir en Sevilla el primer café cantante flamenco. Este tipo de espacios eran conocidos en la época como locales nocturnos donde se podía beber alcohol mientras disfrutabas de espectáculos musicales en directo, el escenario perfecto para dar rienda suelta a la competitividad que existía en ese momento entre las figuras del panorama flamenco y con la que tanto disfrutaba Franconetti. Esta competitiva situación puso de moda los cafés cantantes y de la popularidad se pasó al profesionalismo, poco a poco fueron surgiendo más y más cantaores profesionales que ponían en común sus influencias y estilos todo esto permitió unificar el género y ampliar repertorio.
Nuevamente, la fusión de culturas y estilos jugaba un papel fundamental para el flamenco, fue la clave de su origen y volvía a ser el fundamento de su profesionalización.